11.23.2010

SEGURITA? ESO QUE ES?NOSOTROS SOMOS VIGILANTES DE SEGURIDAD Y LA CULPA DE ESTE TEMA QUE SUSCRIBE EL PERIODICO,NO ES NUESTRA¡

Una madrugada en el Intercambiador

La Estación de guaguas de Santa Cruz no inspira ninguna seguridad con sólo un vigilante y sin presencia policial



MARTA PLASENCIA
SANTA CRUZ DE TENERIFE

Oscuridad. Silencio. Aislamiento. A las tres de la madrugada los alrededores y el interior del Intercambiador de Santa Cruz de Tenerife son lugares desiertos que, por propio instinto, te incitan a mirar por encima de tu hombro. 



Llegando en el tranvía, con pocos o ningún pasajero que se baje en esta última parada procedente de La Laguna, ya el parking da algo de miedo. No hay ninguna presencia policial y mucho menos vigilancia privada. Digamos que no es una zona para que una persona espere sola al Metropolitano de Tenerife.

La Estación de guaguas permanece cerrada, por lo que hay que subir por la Tres de Mayo para llegar a las paradas de las guaguas de Titsa, donde la madrugada del viernes sólo había un vigilante de seguridad.

"Esta noche ha sida tranquila, no ha pasado nada, de momento", afirma el segurita, que no está por la labor de contar anécdotas o alguna de las historias que han denunciado Intersindical Canaria y UGT, al igual que los vecinos y usuarios del intercambiador.

Una vez dentro de la Estación, la situación de soledad se repite. Aunque en esta ocasión si hay ‘vida humana’. Un señor mayor, indigente, duerme profundamente en uno de los bancos.

Sin policía

Los baños, uno de los puntos ‘calientes’ de las quejas de los vigilantes de seguridad y usuarios de la Estación están vacíos. No en vano, un empleado asegura que el intercambio de sexo y prostitución se produce en pleno día. Lo único sospechoso, un joven que no aparenta ser mayor de edad paseando por los alrededores.

Tras la experiencia, efectivamente el Intercambiador no es un lugar donde cualquier ciudadano de Santa Cruz se pueda sentir seguro, y menos por la noche. Sólo hay un vigilante de seguridad que, evidentemente, no puede abarcar él solo los largos y solitarios pasillos de la Estación de guaguas y los exteriores de la misma.

Y la presencia policial es escasa o nula. La oficina del Cuerpo Nacional de Policía, instalada en los inicios del Intercambiador, dejó de funcionar hace algunos años. Habría que plantearse su nueva puesta en marcha.

Baños para el intercambio de sexo

C. CARBALLO
S/C DE TENERIFE

Trabajar en el Intercambiador de Santa Cruz da una posición privilegiada para conocer la situación de inseguridad que padecen tanto los usuarios como el personal. Si durante las noches el problema se agranda en las inmediaciones de este centro de las comunicaciones públicas de la capital de la Isla, a lo largo del día tampoco hay garantías de tranquilidad. Los hurtos al descuido son frecuentes, así como los tirones y los incidentes entre usuarios, pero el punto más conflictivo está situado en los baños de caballeros, donde el intercambio de sexo se produce con la más clara impunidad. “Un grupo de chicos jóvenes está siempre sentado en los bancos que hay junto a los baños, y cualquier persona que tenga que usar los servicios puede ser testigo de que se practica sexo sin el más mínimo recato”, explica un empleado del Intercambiador, quien añade: “Algunos están allí simplemente en busca de sexo y otros claramente ejerciendo la prostitución. Es evidente y ocurre a lo largo de todo el día, sobre todo de día, porque al permanecer cerrado el edificio por la noches, las dos personas de seguridad suelen apostarse en las inmediaciones de los servicios y ya no se produce este descarado tráfico sexual”.

Según este testigo diario de los incidentes en el Intercambiador, el problema es que sólo dos personas de una empresa de seguridad patrullan el recinto las 24 horas y aunque hacen constantemente sus rondas, son insuficientes para controlar un espacio tan amplio y con tantos usuarios.

A esta escasa vigilancia privada se suma la práctica ausencia policial. “La Policía apenas pasa dos veces al día. Lo peor es que a esos baños van niños y se pueden encontrar cualquier cosa. La gente no sabe lo que está pasando allí. Hay que poner cámaras o hacer algo, para que las personas que usan el Intercambiador se puedan sentir seguras en todos los aspectos y a todas las horas”, concluye. 

1 comentario:

  1. Pues sí??este articulo demuestra la vida diaria del intercambiador, ya que la seguridad es escasa sobre todo cuando hay un sólo vigilante,ya que cuando se ven dos por cierto pocas horas al día parece estar la estación más controlada y los usuarios más seguros bajo la atenta mirada de estos vigilantes que realizan su trabajo eficazmente a lo largo del día y yo me siento muy segura y por eso sigo cogiendo el transporte en el intercambiador.

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